Es de la familia de las quenopodiáceas. La espinaca contiene hierro, calcio, potasio, fósforo, sodio, magnesio, cloro, silicio, manganeso, zinc, azufre, vitamina A, B1, B2 y C.
Para aprovechar las cualidades de las espinacas debemos tomar diariamente en la mañana un jugo de esta verdura cruda, pues por su acción laxante nos ayuda a desalojar los residuos orgánicos detenidos en el colon.
Por su alto contenido de hierro la espinaca es recomendable para las personas débiles y para las personas anémicas y convalecientes.
Quienes padezcan fuertes transtornos nerviosos deberán tomar en la mañana un jugo de espinacas y berros. Las espinacas van muy bien para tonificar los intestinos, para purificar la sangre y para embellecer la piel. Asimismo, son altamente recomendables para quienes tengan problemas en el hígado, en el bazo y en la vesícula. El jugo de espinacas confiere salud y juventud al organismo, pues éstas poseen la gran cualidad de mineralizar la sangre.
Podemos comer las espinacas cocidas, procurando guisarlas solamente al vapor, agregándoles crema al sacarlas; deberemos tener buen cuidado de no tomar el agua o jugo resultante de las espinacas cocidas, pues producen ácido oxálico que unido al calcio existente en el organismo da lugar a los cristales que se depositan en los riñones. Si se padece de artritis, reumatismo, o cálculos hay que evitar las espinacas.
No quiero concluir sin hacer mención a la anécdota de la doctora Carlota Davenport que vivió hasta los ciento once años, y cuando le preguntaron a qué atribuía su longevidad, dijo que a ella le parecía una cosa sumamente normal practicar la respiración profunda diariamente y comer una gran cantidad de espinacas.
Exceso de Orgullo
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